"Vamos, sigue, inténtalo. No pares, no te rindas. Consíguelo."¿Cuántas veces hemos estado a punto de abandonar?
Yo creo que muchas y, también, creo que nunca deberíamos hacerlo. Imagínate que te rindes. Que te das la vuelta pensando que no vas a poder conseguirlo. Imagínate que cedes, y que no te atreves. Imagínate que te marchas, y nunca vuelves... ¿Qué pasaría si te enteras que solo te quedaba un paso más?
Quizá no sirva de mucho lo que te estoy diciendo, pero escúchame. Una vez que te has metido en una lucha, no puedes volver atrás, porque entonces, estarás perdido. No puedes, ni debes, bajar la guardia, porque entonces tu adversario, o la vida, te golpeará tan fuerte que te noqueará. Una vez que estés dentro, no puedes salir. Sigue intentándolo. Llega hasta el final.
La verdad es que, muchas veces, es más fácil tirar la toalla, y abandonar. Muchas veces es mejor empezar de cero en otra parte, y olvidar todo lo ocurrido. Es verdad. Pero, si dejas a mitad una de tus peleas, ¿Cómo sabes que no volverá? Quizá, enfadada con el destino, contigo, con la vida, la pelea vuelva a ti, y quiera derribarte. Por eso, yo pienso que es mejor acabar con lo que se empieza. Al menos, con aquello que te hace feliz. Y pienso que, si en algún momento has creído que luchar por algo, merecía la pena. No debes retirarte porque el asunto se ponga complicado. Otra cosa sería que aquello por lo que luchas, deje de hacerte feliz. Aún así, pienso que deberías terminar con la pelea, de alguna manera.
Rendirse, solo sirve para dar lugar al arrepentimiento futuro. ¿Sabes a lo que me refiero, verdad? Sí, estoy segura de que sabes de lo que hablo. Hablo de aquellas noches en las que no puedes dormir. Noches en las que te da por pensar sobre la vida, y noches en las que recuerdas cosas. Y entonces, en una de esas oscuras noches, en plena soledad, aunque estés rodeado de gente, piensas: ¿Qué hubiera pasado si no me hubiera rendido? ¿Qué hubiera pasado si hubiera luchado un poco más?
¿Ves? esta imagen es solo una copia de la realidad. A veces, seguir adelante nos parece lo más complicado del mundo. Y es ahí, en ese momento, donde tienes que ser competitivo y no parar hasta conseguir tus objetivos. Es que no puedes rendirte. No puedes parar. Porque si paras, tendrás que empezar de nuevo en otra parte. Y, ¿sabes lo peor? aunque empezar de cero parece tentador, significa volver a sufrir todos los sacrificios que has sufrido esta vez. Y, aunque quizá merezca la pena, ¿por qué no lo intentas un poco más?
Piensa en cómo te sentirás cuando lo consigas. Piensa en la satisfacción que recorrerá tus venas cuando tengas en tus manos todo aquello que siempre has deseado...
Recuerda: no importa lo difícil que parezca. No importa lo empinada que sea la cuesta, tampoco importan sus curvas. Solo importas tú. Porque tú dominas a tu mente, y tu mente es capaz de superar todas las adversidades que te ponga la vida.

